28/8/09

La estrella de Sevilla



Se trata de una comedia española más breve de lo que podemos estar acostumbrados lo que la convierte en una excelente elección para estos tiempos de prisa perpetua. La he leído y visto representar en un plazo de un par de días entre una cosa y otra. Poco puedo decir de la lectura: la trama es equiparable a los trabajos más perfectos de Lope (no voy a ponerme a discutir si la obra es o no suya) aunque por desgracia el texto está lleno de ripios y de versos cuya acentuación no se adecúa demasiado bien al texto. He de reconocer, por otro lado, que ante mi imposibilidad por hacerme con la obra original, lo que he leído es una versión de repesentación.

Pero lo que me interesa en esta ocasión es la representación, de la que salí bastante desencantado a pesar de la excelente impresión que me había dejado la obra. Se trata de una de esas versiones en las que se empeñan en que los hechos, tan supeditados a la época en la que fueron escritos, sucedan en el momento actual. Se trata también de una de esas obras en las que, cuando los actores no están actuando no desaparecen de escena, sino que se sientan al fondo de esta y se quedan con cara de palo viendo cómo actúan sus compañeros. Pero lo que más me dolió fue (las dos cosas anteriores son manías personales) fue el brutal tijeretazo recibido por el texto: el telón cayó a la hora y media escasa y yo no podía creer que hubiera asistido a una comedia española de tan breve repesentación (se habían cargado, por ejemplo, el que a mí me pareció el mejor soliloquio de la obra). Por último diré que fue bastante triste ver a Arturo Querejeta, que ya tiene sus añitos, haciendo del jovencísimo hermano de Estrella, que sólo busca protegerla. Más bien parecía un padre sermoneando a una hija díscola.

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