13/3/10

Tu rostro mañana


JAVIER MARÍAS, Tu rostro mañana

Parecía que Mañana en la batalla piensa en mí se había erigido como la mejor novela de Javier Marías y que ninguna otra iba a desbancarla de ese puesto, y de hecho hemos tenido que esperar bastante a que eso sucediera, con la aparición de la descomunal Tu rostro mañana, en la que Marías vuelve a echar mano de una frase de Shakespeare para su título. En ella se narra un nuevo capítulo en la vida de Jacobo, Jaime o Jacques Deza, personaje que ya nos había acompañado en anteriores novelas del autor. Tupra, un oscuro hombre inglés, conoce a Deza en una de las fiestas que acostumbra a dar el amigo de ambos, Sir Peter Wheeler. En ese momento Tupra se dará cuenta de que Jaime posee la extraña habilidad de saber hoy cómo serán mañana los rostros de las personas, es decir, que es capaz de averiguar cómo se comportaría cada persona en diferentes circunstancias. Como muy bien explica Tupra, una persona es buena porque su vida le ha permitido serlo, pero, ¿seguiría siéndolo si se viera involucrada, por ejemplo, en una guerra? Por este motivo lo contrata para formar parte del MI6 como"lector de personas", un lector capaz de saber cómo terminará el libro saltándose las páginas intermedias.

De esta manera Marías sigue indagando en las relaciones interpersonales y en el comportamiento social, convirtiendo a Jaime Deza en una especie de alter ego de sí mismo, salvando siempre las distancias literarias, claro está. Marías siempre ha cargado sus tintas contra aquellos franquistas que una vez llegada la democracia parece que siempre fueron demócratas, y argumentan, algunos de ellos, que en aquella época había que actuar como actuaron para salvar el propio pellejo. Él siempre expone como contrapartida a su padre Julián, cuyo "rostro" continuó siendo el mismo a pesar de las vicisitudes, mientras que el de aquellos cambió. Pero a Marías parecen haberle entrado dudas sobre su propio "rostro", que a pesar de haberse mantenido íntegro hasta ahora, lo ha hecho sin vicisitudes que pudieran provocar ese cambio. Y ese influjo externo aparece para Jaime Deza a lo largo de las páginas que nos ocupan, y logra hacer mella en él, motivo por el cual Tupra, también excelente "lector de personas", lo había elegido para el trabajo: quería no a Jacobo, sino al tipo en el que se convertiría.

El padre de Jaime resulta ser un alter ego casi perfecto de Julián Marías, un tipo que sufrió la violencia de la Guerra Civil, la de la posguerra y que incluso fue denunciado por su mejor amigo, pero que nunca permitió que su integridad se viera afectada. Jaime está familiarizado con esas historias de violencia, la ha oído muchas veces, pero nunca las ha vivido. No, al menos, hasta entrar a las órdenes de Tupra. Entonces sus transformación para por dos fases. En una primera se ve envuelto en una violenta paliza contra un compatriota suyo, y no participa pero tampoco la detiene. Su firme actitud social se ve mellada y queda sin argumentos para defenderla, dando un giro a sus convicciones: no nos volvemos violentos cuando las circunstancias nos obligan, sino que lo somos y sólo las circunstancias sociales nos mantienen apaciguados. Y pone vívidos ejemplos del franquismo y el nazismo: las circunstancias sociales se lo permitieron y se volvieron monstruos.

En la segunda fase él mismo es el artífice de esa violencia, pero no una violencia repentina, sino calculada en cada uno de sus pasos, con un nivel de amenaza creciente destinado a provocar el terror en su víctima. Así, Jaime se descubre tal como es y tal como "sería si...", y Javier Marías parece confesar que no, él no es tan bueno como su padre, pero es capaz de afrontarlo y responder por ello, cosa de la que tantos hoy en día escapan.

9/3/10

Joyas literarias juveniles


Joyas literarias juveniles, tomo 21

Recientemente un amigo me ha regalado una edición moderna de aquellos cómics que en nuestra infancia (y en épocas anteriores a ella) se hacían de grandes clásicos de la literatura para acercar a los niños a ellos. Hoy ese concepto, por desgracia, parece ya no existir, en favor de una exagerada proliferación de novela pseudoinfantil que parece buscar, más que la formación de un criterio cultural, una simple cifra de ventas. De verdad creo que Michael Ende es el último gran novelista para niños, Miguel Delibes en el caso de España (todos los niños deberían leer Tres pájaros de cuenta).

Lo bueno de aquellos cómics es que nos acercaban las grandes historias que había producido el ingenio humano, pero en una clave que nos resultaba mucho más cercana a nuestra aún corta edad. El paso del tiempo se encargaría después de que los recordáramos con nostalgia y quisiéramos acercarnos al texto original.

Y este obsequio fue doblemente interesante, pues no sólo trajo de vuelta a mis manos aquella época, sino que además el volumen traía consigo tres títulos que jamás he leído, ni en su versión comiquera ni novelística. El primero de ellos Enrique de Lagardère (El jorobado, en su título original) de Paul Féval, sí que era un viejo conocido por sus versiones cinematográficas, la última de las cuales, si mal no recuerdo se titulaba En guardia y se anunciaba con la frase "si tu no vas a Lagardère, Lagardére irá a ti". Lord Jim de Joseph Conrad y Las aventuras del Barón de Münchausen son los otros dos títulos que completan el tomo. En ellos la historia queda despojada de cualquier cosa que no sea la pura aventura, que es lo que atrae al niño, pero así debe ser: eso aviva su imaginación y lo predispone al descubrimiento, a la búsqueda, más sosegada esta vez, de las obras originales y de todo el mundo literario y cultural que se desprende de ellas.

Como contrapartida, hay que admitir que el dibujo de estos cómics no ha envejecido demasiado bien y necesita un urgente lavado de cara, porque esas viñetas de aspecto antiguo y tan rígidas lo tienen difícil para atraer a un público que está acostumbrado, en la actualidad, a algo mucho más dinámico. Estaría bien que alguna editorial se dedicara a reescribir en clave de cómic a los grandes clásicos, tal como se hizo entonces, actualizando su estética, de la misma manera que que se hace en el cine. Porque al público infantil hay que ofrecerle, no exigirle, lo que me hace pensar en lo infantiles que nos hemos vuelto como público cinematográfico.

27/2/10

Ojos azules


ARTURO PÉREZ-REVERTE, Ojos azules

Esta reseña constituye un spoiler en toda regla, aunque no importa mucho, pues la lectura del cuento en cuestión no ocupa más de veinte minutos, lo cual no deja muy amplio margen para el suspense.

Arturo Pérez-Reverte parece haber perdido el norte, o al menos eso es lo que se desprende de algunas de sus últimas novelas. El problema no es tanto que Reverte escriba mal, que no lo hace, sino que da la sensación de no distinguir entre cuando escribe una columna y cuando escribe una novela. Me explico. Reverte siempre ha alardeado en sus columnas de cierta irreverencia que le confería un humor ácido con el que nos ha atrapado a muchos, pero últimamente se empeña en trasladar eso a su ficción, cuando lo que ahí buscamos los lectores no es una lección de carácter castizo, sino una historia bien orquestada, con unos personajes bien desarrollados y, por supuesto, divertida. En resumen: no queremos al Pérez-Reverte graciosete, sino al Pérez-Reverte novelista, que sabemos que es capaz de cosas mucho mejores, como ya demostró en El húsar, El club Dumas o las dos primeras entregas de El capitán Alatriste.

Y Ojos azules peca de esa columnización de sus novelas. En ella el ejército español llega a América y conquista aquello con mucha mala leche y mucha sangre. Entonces un soldado se tira a una india para calmar sus instintos animales. La india se queda preñada y él no sabe qué hacer, porque claro, a fin de cuentas ella sólo es una bestia con cuerpo de mujer, y él es un hombre, además español, miembro del ejército más poderoso de la tierra y que Dios ha bendecido, que eso viste mucho. ¿Cómo se va a mezclar alguien como él con alguien como ella? (Por favor, no vean aquí alegoría de un alegato contra el racismo, que no la hay, sino autobombo del "yo soy muy leído") Pero no pasa nada, porque como hay que seguir guerreando, al pobre se lo cargan los indígenas en otra batalla, ir tan lejos para buscar riquezas y encontrar la muerte, irónico destino, y se acabaron las preocupaciones. La india que, cómo no, estaba perdidamente enamorada (ella parece que no sufre el estigma de la acomplejada moral española), se queda sola y marcada por llevar el fruto del invasor en su vientre, y sólo es capaz de preguntarse si su hijo tendrá lo ojos azules, igual que el padre.

Supongo que después de tal desaguisado nos esperará una segunda parte en la que Ojos Azules Jr. habrá crecido y será un miembro integrado de la tribu que enfrentará y derrotará heroicamente al ejército español cuando regrese. Creo que eso ya lo he visto en alguna otra parte.

25/2/10

Milagros de Nuestra Señora


GONZALO DE BERCEO, Milagros de Nuestra Señora

Nunca había leído realmente este libro, aunque han sido varias las veces que he fingido haberlo hecho (¡Qué remedio! Era materia de examen). El problema era que siempre me había enfrentado a él como a un libro religioso, cuando en realidad hay que afrontarlo como una colección de cuentos. Bien es cierto que con una temática que gira en torno a la Virgen, pero no se trata de un catequismo, son cuentos. En ellos la Virgen salva, premia y castiga dependiendo de las acciones cristianas de los protagonistas, pero también en la novela del XVIII la sociedad premia o castiga dependiendo del civismo de sus protagonistas, y en el Romanticismo es el destino el que se encarga de ello.

Pero un milagro me ha llamado la atención por encima de los demás, pues supone una pequeña novela en sí mismo: La deuda pagada. En él, un hombre acomodado ve menguar su fortuna hasta casi extinguirse, y pide un préstamo a un judío, dejando como fiadora a la virgen del lugar, que será raptada por el judío en el caso de no pagarse la deuda en el tiempo estipulado. Tras esto el mercader viaja al extranjero para rehacer su fortuna y, el día anterior al vencimiento del plazo, con su fortuna restaurada y ante la imposibilidad de regresar a su tierra para pagar la deuda, coloca el pago en la orilla del mar y reza a la Virgen para que las olas lo lleven a casa del judío y todo quede en orden. Todo saldrá bien, aunque el judío no acusará el pago y será la propia Virgen quien tenga que desmentir el embuste para que el estafador reciba su merecido.

Aquí se me hace imposible no preguntarme si realmente estamos ante un procedimiento "deus ex machina", pues la Virgen forma parte activa no sólo de esta historia, sino también de todas las anteriores. No sólo aparece como elemento final de salvación, sino que los actos de los protagonistas están ordenados en torno a ella; ella es el eje en torno al cual gira todo. Por otro lado sí que es tratada como un factor externo por parte de esos protagonistas, pues recurren a ella cuando se ven en apuros y en raras ocasiones parecen llevar una vida de devoción.

Pero lo realmente interesante es cómo orquesta la enseñanza religiosa alrededor de lo que son auténticos relatos de aventuras, en ocasiones más cercanos a la evasión que al adoctrinamiento.

17/2/10

Love Hina


KEN AKAMATSU, Love Hina

La historia en sí tiene la misma calidad literaria que puede tener lo impreso en el envoltorio de un chicle pero es divertida. En esa frase queda descrito todo lo que Love Hina puede ofrecer: diversión. Uno puede reírse (y mucho) con situaciones imposibles, pero nada más. Basta echar un vistazo al argumento para corroborarlo: Un chico que ha suspendido varias veces el examen de ingreso a la Universidad de Tokio (Todai), va a la pensión de su abuela para seguir estudiando, y al llegar allí descubre que la pensión es ahora una residencia femenina de estudiantes y a partir de ese momento él se convertirá en el encargado. A partir de ahí lo que va a suceder es evidente: el chico (Keitaro) es probablemente uno de los seres más torpes del universo, y en su torpeza pillará más de una vez a las chicas en situaciones comprometidas, recibiendo golpes cada vez mayores como reprimenda.

El problema de calidad no está en la historia en sí, sino en su mala estructuración, a todas luces improvisada. Resulta evidente que ese juego de estudiar para el examen no puede alargarse hasta el infinito, y Akamatsu resuelve introducir historias, no demasiado meditadas, para alargar la cosa: Keitaro suspende de nuevo, se va de viaje, se vuelve a presentar, los visita la hermana de una chica, conocen a una pirada, se rompe una pierna... todo eso introduciendo a nuevos personajes que serán abandonados porque de nada sirven al desarrollo real de la historia. El máximo exponente de esto es la aparición de la hermana de Keitaro (Kanako), con el único motivo de rellenar un tomo más en la colección y sin ningún fundamento.

Pero la verdadera base de la historia estaría en la relación de Keitaro con una de las chicas de la residencia (Naru), con la que de niño hizo la promesa de entrar juntos en la Todai y ser así felices para siempre. Propuesta fallida, pues la relación entre ambos no sufre ningún tipo de evolución (de evolución lógica, al menos), con lo que queda reducida a un cúmulo de chistes y golpes.

En resumen: ¿Divertida? Sí. Mucho. Todo lo que queramos. Pero no esperemos encontrar absolutamente nada más ahí dentro.

14/2/10

La casta de los Metabarones


ALEJANDRO JODOROWSKY, La casta de los Metabarones

Toda aventura que se precie implica un viaje, y todo viaje literario termina por arrastrar nuestra memoria hacia la Odisea. No podía ser menos en este cómic, uno de los mejores que he leído hasta la fecha. En él, el viaje de Ulises para recuperar su patria se convertirá en uno para recuperar la propia identidad, y será desarrollado a través de una saga familiar. Nuestro primer protagonista es el único superviviente de su pueblo, con lo que, distanciándose del héroe de Homero, no hay patria que recuperar, pero ha sido adoptado por los habitantes de otro planeta y ha contraído matrimonio con la hija del líder. Así, ahora es uno más de ellos y él y sus descendientes defenderán esos orígenes que en realidad no son los suyos. El planeta será atacado para obtener un valioso bien que ellos protegen y sus habitantes serán exterminados, siendo él el único superviviente, y comenzando de ese modo la saga familiar de los Metabarones, lo guerreros más poderosos del universo.

El sacrificio y el amor romántico e inquebrantable son los dos pilares fundamentales que rigen esta familia a través de las generaciones, y llevando lo segundo siempre aparejado lo primero. Pero si bien este amor es muy similar al que Ulises mostraba por Penélope, no sucede así con el sacrificio. En varias ocasiones en la Odisea, como en el paso de Escila y Caribdis o la entrada a los infiernos, vemos como Ulises debe sacrificar a sus compañeros en busca del bien mayor, pero el sacrificio en los Metabarones debe ser personal, y es esa capacidad de sacrificio, representada por un tormento físico que resta humanidad a la persona al tiempo que se la confiere al héroe de forma metafórica, la que les permite convertirse en héroes. Ulises ya gozaba de esa condición antes de comenzar su historia, pero aquí ellos deben ganársela, ninguno ha nacido así, es algo que han tenido que ganarse a lo largo de su vida con su esfuerzo.

Por otro lado, cada uno de los Metabarones se presenta como la alegoría de una lucha distinta, resultando el más carismático de todos quien al mismo tiempo es el menos humano. Será él quien logre la meta que la dinastía se había impuesto: desprenderse de su humanidad para llegar a ser el guerrero perfecto. Sin embargo eso lo llevará a convertirse en, quizá, el más humano de todos, lo que conferirá una lógica a la evolución de la familia, que desembocará en el rechazo del guerrero y la búsqueda del sentido de la propia existencia.

12/2/10

A través del espejo


LEWIS CARROLL, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí

Si Alicia en el país de las maravillas es el juego de las ideas, A través del espejo es el de las palabras. La comicidad conseguida entonces a través de la desestructuración de situaciones habituales, se consigue ahora a través de la conversación, mediante la desautomatización del lenguaje y un sutil análisis de la conversación, que fabrica chistes hilarantes para los niños y dilemas sociolingüísticos para los adultos. Y es que esta segunda parte, más interesante y mejor estructurada que la primera, más ambiciosa en suma, parece empeñada en que reflexionemos acerca de cómo nos comunicamos, algo que viene favorecido por la evidente falta de entonación en el texto escrito.

Los elementos más recurrentes son la literalización de frases hechas, la dilogías siempre dispuestas a la confusión y la libertad en el uso del lenguaje, que llega a confundirse con su desconocimiento. Elemento este último que, si bien ya se molestó Carroll entonces en nombrarlo, hoy en día alcanza cotas preocupantes, sobre todo en los profesionales del lenguaje, como es el caso de muchos periodistas y algunos escritores.

En definitiva se trata de una historia mucho mejor cohesionada que la anterior, más intelectual, que organiza todo alrededor de una supuesta partida de ajedrez que, en realidad, nunca llega a producirse, pero que conforma un mundo de lo más atractivo, igual de disparatado que el anterior y más familiar para la escasa imaginación de nuestros ojos adultos.

9/2/10

Regreso a Barrow


STEVE NILES, BEN TEMPLESMITH, 30 días de noche: Regreso a Barrow

Si la búsqueda de profundidad en Días oscuros sólo había conseguido infantilizar la historia, en esta tercera parte se vuelve a la sencillez y contundencia de 30 días de noche. Desgraciadamente el temor que nos asaltaba al final de aquella segunda parte con respecto a las vías argumentales abiertas se ve corroborado aquí, y es que los argumentos del comebichos y de Dane son cerrados de forma abrupta y sin ser en absoluto desarrollados.

Pero el cómic tiene otras virtudes, rescatadas en su mayoría de la primera parte: una historia directa que no pierde tiempo en explicarse a sí misma, docenas de lugares comunes que refuerzan el tono general de la obra y, lo más importante, hemos cambiado el terror por la acción. Si antes teníamos familias asustadas e indefensas, ahora tenemos a hombres armados y dispuestos a plantar cara a un enemigo que busca venganza. En realidad el planteamiento resulta el más interesante de las tres entregas, creando una tensión "in crescendo" que culminará con el ataque a la aldea, momento hasta el cual todo funcionará con engranaje perfecto. Lástima que lo que venga a continuación sea interesante pero no tan bien desarrollado como lo anterior. El elemento sorpresa que nos tienen preparado realmente nos sorprende, pero deja cierto regusto amargo con respecto a lo que podría haber sido.

Para mí, la mejor de las tres partes, aunque flojee un poco hacia el final.

7/2/10

Alicia en el país de las maravillas


LEWIS CARROLL, Alicia en el país de las maravillas

La de Alicia es una historia que todo el mundo parece conocer, o que al menos cree conocer. En la mayoría de los casos lo más cercano a esta afirmación son aquellos que en algún momento vieron aquella adaptación en dibujos animados realizada por Walt Disney. Es cierto que resulta una lectura interesante tanto para niños como para adultos, pero en modo alguno se me antoja la obra maestra que representa que es. El juego de los cambios de tamaño no pasa de ser un mero divertimento infantil, y la aparición de la reina y la baraja de cartas como elemento "unificador" del conjunto parece insuficiente.

Quizá la escena más interesante de todas sea la merienda de locos, con el sombrerero, la liebre de marzo y el lirón tomando el té y manteniendo una conversación delirante, no muy distinta de lo que pueden parecer nuestras importantísimas disquisiciones a un niño de cinco años, única edad en la que, como todos sabemos, se piensa en cosas realmente importantes. Y es que aquí nos resulta más fácil identificarnos con los tres chiflados que con Alicia, que, a pesar de su corta edad, representa el elemento adulto, y cuando a una edad ya cumplida leemos un libro infantil queremos ser niños, alocados e irresponsables, y no el elemento que impone la razón.

Sin embargo, por interesantes que resulten varios de los momentos de Alicia en el país de las maravillas, esos momentos, brillantes en ocasiones, resultan inconexos hasta el punto de que una vez concluida la lectura es difícil rememorar el hilo de la historia. Aunque tiene los suficientes méritos para que nadie deba admitir no haber tomado un té con el sombrerero loco, o no haber perseguido a la carrera al conejo blanco, con temor a llegar tarde no sabemos muy bien a dónde.

9/1/10

El gran Gatsby


F. S. FITZGERALD, El gran Gatsby

Gatsby es el héroe romántico sacado de su época y obligado a tratar de triunfar en los EE.UU. de después de la 1ª Guerra Mundial, con la carga irónica que ello conlleva. Fitzgerald no lo sabía, pero el curso de la historia iba a convertir a su protagonista en un personaje mucho más trágico de lo que pretendía cuando lo creó, y la sociedad decadente que refleja su novela iba a ser toda una lección moral. Porque al poco tiempo de publicarse su obra cumbre, en la que retrata a una clase social despreocupada e inmersa en un mundo de lujos y comodidades, sobrevino el "crack" que arrastró la economía y obligó a replantearse el sistema social que, dicho sea de paso, tampoco cambió demasiado.

Hoy, con las historia de nuevo convertida en pasado, el discurso de Fitzgerald vuelve a ser lamentablemente actual. Nuestra sociedad de comodidades sustentada en un mercado sostenido po unas pocas grandes fortunas con la capacidad y la intención de crecer sin límites a toda costa ha desembocado, de nuevo, en una terrible crisis económica. Relean El gran Gatsby o acérquense a él por primera vez los que nunca lo hayan leído y verán que no hay mucha diferencia entre ese mundo de fiestas privadas y lujos, y nuestro mundo de discotecas y comodidades. Todos sabemos cómo ha acabado eso en dos ocasiones y no parece que hayamos aprendido nada para la tercera.

Por otro lado Gatsby es el héroe cuyo destino debería enseñarnos algo. Él esconde un pasado de pobreza que contoda seguridad hoy se exaltaría. pero, entonces como ahora, su destino encierra cierta clarividencia. Su lucha por entrar en un mundo que sólo se ve a sí mismo acaba en tragedia, mientras que quienes lo conforman no son alcanzados por los acontecimientos que ellos mismos han desatado. ¿Les suena? Podríamos establecer una relación entre esa alta sociedad y las grandes fortunas y entre Gatsby y los accionistas o, más actual, entre ellos y la banca y Gatsby y nosotros. Ya veremos cuánto tarda El gran Gatsby en ser actual de nuevo. Aunque seguro que cuando eso suceda, será una vez más el amigo pobre el único que asista al funeral.