11/4/10

Los mares de Wang


GABI MARTÍNEZ, Los mares de Wang

No sorprende por su calidad literaria (de hecho, tiene un par de detalles que no terminan de convencerme) ni tampoco pretende (o no lo parece) ser una narración novelística, aunque en ocasiones invada los terrenos del género. Sin embargo resulta una lectura muy interesante y a todas luces recomendable.

Si bien se trata de un libro de viajes, no participa demasiado de la literatura de ese género, aunque conserve sus esquemas. Así, en unos capítulos divididos por ciudades (cada capítulo una ciudad), al principio de cada uno se nos hace una descripción del lugar sembrada por detalles de su historia y sus costumbres (al más puro estilo de César), sentencias del Yijing y enseñanzas de Confucio, amén de los ineludibles contrastes con las pretensiones de Mao Zedong.

El problema viene dado por la estructura novelística que en principio parece plantear el libro, y que será traicionada allá por la página 200. Me explico (y al hacerlo advierto que esto podría constituir un spoiler, así que quien no quiera saberlo mejor que salte al párrafo siguiente). Cuando la narración comienza se nos avisa veladamente de que vamos a asistir a la evolución de la relación entre los dos protagonistas, Gabi y Wang, relación que viene reforzada por el propio título del libro. Sin embargo pronto asistiremos a la ya clásica (o más bien manida) revelación del engaño: Wang desaparece de escena y todavía nos quedan más de 300 páginas por delante. Es esa artimaña la que nos puede hacer decaer en la lectura, pues de repente tenemos entre manos una historia que no es la que esperábamos, y lo peor es que es un truco que en este caso resultaba del todo innecesario pues todas las espectativas puestas en el relato venían dadas por su engañoso título y las pretensiones narrativas insinuadas en su comienzo. Sin embargo la historia continúa de manera que nos resulta bastante sencillo olvidar al guía que da título al libro.

Por lo demás se hace un retrato que resulta más que interesante de la sociedad china, revelando un choque constante con la occidental que queda todavía más evidenciado cuando aparecen personajes occidentales en el relato. Estos relatan su vida allí, describiendo las costumbres locales (hay que tener en cuenta que la mayoría de ellos habitan en Shanghai, Hong Kong y Macao) y agigantando las diferencias con sus países de origen. La parte más interesante viene dada por las descripciones que hacen que las ciudades cobren vida, convirtiéndose en las verdaderas protagonistas, y como en algunas de ellas aparecen personajes que cuentan bien sus vidas, bien sus peripecias actuales y que constituyen toda una serie de cuentos que riegan la “novela”.

No sabría si recomendarla por la aproximación a esa cultura que va a constituir casi con seguridad el centro de nuestro ya no muy lejano futuro económico, por la información que nos ofrece también de la historia china en muchas ocasiones, por los constrastes tan estudiados en las aclaraciones de muchos aspectos de su política, o porque constituye una colección de relatos interesantísima, que muestra cómo el entorno se va occidentalizando cada vez más conforme se avanza hacia el sur.

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