18/11/09

Comienzos


VV.AA., Comienzos, Eunsa

Comienzos es una recopilación de cuentos de varios autores noveles, realizada como "experimento" de un taller de escritura en Pamplona. Para ser sinceros, la calidad de unos relatos a otros sufre unos cuantos altibajos, pero voy a centrarme en uno solo de ellos por motivos personales y porque es, creo, el mejor que he leído de su autor, y le voy a conceder más espacio del que acostumbro.

El cuento, escrito por Ricardo Riera, se titula Iker y la bestia de los Pirineos. Por su título y por el hecho de estar ambientado en Pamplona (una Pamplona más bien mítica), podríamos pensar que se trata de una historia extraída de la cultura popular vasca, pero nada más lejos de la realidad, pues el elemento fantástico lo invade todo en seguida y nos transporta, quizá, a unas lejanas tierras nórdicas.

La historia se divide en dos momentos básicos: el tiempo actual en el que alguien conoce los hechos, y los hechos propiamente dichos, creando un ambiente de leyenda romántica con un esquema similar al que tantas veces hemos visto en Bécquer, y dosificando muy bien la información para mantener de ese modo el misterio y que las cosas no discurran demasiado rápido.

Pero no todo son aciertos, hay un par de cosas que flojean en la historia. La primera de ellas es que ese pretendido narrador de la zona se descubre en ocasiones como el recién llegado a ella que en realidad es su autor, y tras dar una serie de nombres en perfecto euskera, él opta por usar el término "vascuence"; o en un momento dado nos sorprende con "la mordida de uno de ellos", inverosímil palabra en este lugar, donde utilizaríamos, sin pensarlo, "el mordisco". La segunda de ellas son las decisiones, un tanto infantiles, con las que en ocasiones ataja su relato. Así encontramos que nuestro investigador acude a la "sección de libros raros de la biblioteca", como si nos encontráramos en un episodio de Buffy Cazavampiros; da una excusa tan floja como las deudas de juego para que un amigo suyo investigue en los libros un par de cosas, como si tuviera que presionar a sus amigos para que le hicieran un favor; o incluso nos regala con una excesiva clarividencia en el relato final de los hechos después de habernos ofrecido una historia oscura por la falta de datos. A mi modo de ver, esa explicación final en realidad no era necesaria, pues el lector tiene ya suficientes datos para intuir qué es lo que ha sucedido.

Un excelente relato, de todos modos, que no me logra disipar una duda: estoy convencido de que Ricardo Riera tenía en la mente la historia en imágenes de película mientras la escribía, pues su desarrollo se asemeja demasiado al de un posible capítulo de, digamos, Historias de la cripta.

8/11/09

Obra gráfica


GÜNTER GRASS, Obra gráfica

La verdad es que esto no sé si cuadra muy bien aquí, pues, a pesar de estar encuadernado, un libro no puede decirse que sea, al menos no uno que se lea, pero ya que es de Günter Grass le vamos a dar un pase. Se trata de una serie de dibujos realizados por él, basados en sus historias e incluidos, algunos de ellos, en sus novelas.

Pueden identificarse varios grabados extraídos del Diario de un caracol, en tre ellos el de la portada en su edición española, El rodaballo y al famosísimo Oskar de El tambor de hojalata. Caba destacar de los dibujos el realismo con el que están realizados, pero ese mismo realismo se mezcla con situaciones, digamos, fantásticas: vemos una seta fálica, un caracol que ha abandonado su casa, un sapo frente a una estilográfica casi como si se dispusiera a escribir, etc.

La repetición de sus temas pictóricos y literarios no es una casualidad, pues él mismo ha declarado que muchas veces dibujaba al tiempo que escribía una historia, dando de ese modo una presencia más física a lo que estaba inventando, y otras primero venía el dibujo y de élpodía surgir un poema.

Una interesante mirada sin letras al mundo literario de Günter Grass.

4/11/09

El capital

KARL MARX, El capital
Antes de decir nada acerca del Capital advertiré que lo leído por mí es una de sus versiones reducidas, me parecía demasiado trabajo leerme los no sé si son seis tomos que constituyen la obra original.

Esperaba encontrarme en sus páginas con una teoría económica para legos (como yo), acompañada por una reflexión filosófica de sus consecuencias. Nada más lejos de la realidad. Lo que nos ofrece es casi lo mismo que puede ofrecernos una manifestación antisistema: el empresario es malo maloso, un ogro, y los obreros tienen que liberarse de sus fauces. Se me ha antojado demasiado propagandístico e irreflexivo. En ningún momento tiene en cuenta el riesgo que los obreros ni toman ni comparten, y considera la especialización sólo como un proceso mecánico y nunca de aprendizaje, por lo que no confiere valor a los conocimientos y su utilidad para escalar económicamente.

El problema es que Marx no parece ver la economía como un motor social, sino como un motivo de enfrentamiento. Todos, según él, parece que deben estar al mismo nivel, sin importar su grado de esfuerzo ni de conocimiento.

Tras leerlo no he podido sino pensar que muchísimos de los que se autodenominan hoy en día comunistas o atacan el sistema capitalista (que es muy atacable, pero hasta cierto punto), no se han acercado jamás a sus páginas.

31/10/09

El almanaque de mi padre


JIRO TANIGUCHI, El almanaque de mi padre

El tema del viaje como método para que el héroe alcance su madurez es un filón que parece no tener fin a la hora de contar una historia. Ya sea en los orígenes (La odisea), en clásicos nacionales (Don Quijote), en relatos fantásticos (El señor de los anillos), en el más puro cine de acción (Mad Max) o en narraciones de corte costumbrista como la que nos ocupa. En ella el protagonista deberá regresar a su pueblo natal para acudir al entierro de su padre, con el que hacía años que no hablaba y del que tenía una visión distorsionada e infantil. En ese viaje descubrirá la verdad sobre sus padres y lo injusto que había sido con el muerto durante toda su vida.

Sólo una cosa me gustaría destacar de esta joya del cómic, y es su capacidad para no explicar los sentimientos que van surgiendo en el protagonista, sino tan sólo insinuarlos y dejar que estos lleguen al lector por medio de las escenas dibujadas, haciendo gala de un excelente trabajo pictórico. Hay que tener en cuenta que ese juego de sentimientos que no llegan a expresarse del todo son el principal motor de la historia, constituyendo el gancho que hace al lector implicarse en la historia y continuar leyendo.

Como he dicho anteriormente el cómic se ha hecho adulto y hay que replantearse, los que aún no lo hayan hecho, su categoría de novela.

26/10/09

Botchan

NATSUME SOSEKI, Botchan

Botchan tiene una peculiaridad que puede confundir al lector y que comparte con otras novelas clásicas como, por ejemplo, El Buscón de Quevedo: el protagonista es algo ajeno a él, con el que jamás puede identificarse y que parece haber sido puesto ahí para recibir nuestra carcajada castigadora. Se trata de un hombrecillo estúpido y que además parece esforzarse en demostrar que lo es, lo que impide que tengamos ninguna lástima por él. Sólo está ahí para provocar nuestra risa. Y aquí debo matizar, pues sólo sonrisas ha provocado en mí su lectura; nada de extrañar por otro lado, pues novelas como La aventura del tocador de señoras, que en otros parecen haber causado una gran hilaridad, tampoco me la han causado tanto a mí.
Se trata sin embargo de un humor bastante básico, basado en la burla, bastante clásico, ya saben: turpitudo et deformitas. Así pues, la risa del lector es una risa despiadada que se ceba en el protagonista.
Botchan es un señorito de ciudad que se ve obligado a trabajar en un pequeño pueblo. Una vez allí él desprecia a todo el mundo por su provincianismo, pero no puede evitar ser burlado por todos aquellos que él considera inferiores, produciéndose de ese modo cierta sátira contra esa sensación de superioridad que exhiben muchos habitantes de las grandes ciudades (y no tan grandes). Pero esa sátira no es ni mucho menos total y debe ser matizada, pues los habitantes que aparecen en esa aldea resultan igualmente ridículos, dando en muchas ocasiones a Botchan su merecido castigo, pero resultando ellos también seriamente dañados.
No puedo evitar, como he comentado antes, que todo lo que aquí se narra me recuerde al Buscón. No podría afirmar que Soseki lo conociera, aunque es posible, pues él recibió su formación en Inglaterra. En todo caso, haciendo caso a mis fantasías quevedescas, resulta interesante leer las desventuras de Botchan con Pablos en la cabeza: en ambas novelas los protagonistas debían enfrentarse al mundo por sus propios medios casi contra su voluntad y, extrapolándolo a la época, no olvidemos que Soseki vivió la era Meiji, en la que el Japón no tuvo más remedio que enfrentarse a la relación con occidente. Relación en la que se sintió como un niño pequeño en la que debía pero no quería aprender de sus maestros de los ojos enormes.
Obra maestra.

22/10/09

Ghost In The Shell

SHIROW MASAMUNE, Ghost In The Shell

Al leer Ghost In The Shell me da la sensación de estar ante la ópera prima de un novato con mucha ilusión en su proyecto, que ha comenzado a escribir (y dibujar) sin saber muy bien a dónde quería llegar pero que, quizá atrapado por la magia de su narración, ha arribado a puertos de muy alto nivel. Si bien los primeros capítulos parecen algo perdidos dentro de lo que sería una narración con presentación, nudo y desenlace, la historia va tomando forma al tiempo que avanza, poniendo casi todo su énfasis en la evolución de sus personajes e involucrándonos en la temática más que en un verdadero desarrollo argumental.

Pero quizá sean dos las notas más destacables de Ghost In The Shell. La primera de ellas la densidad de sus diálogos, creando unos bocadillo descomunales en ocasiones y cargadísimos de información, tanto relevante para la historia, como supérflua, únicamente destinada a la calidad de la ambientación ciberpunk.

La segunda sería el diálogo que Masamune articula con el lector de manera paralela a la historia, mediante las notas a pie de página que introduce. En ellas sucede algo similar a lo que ocurría en los bocadillos: parte de esa información está dedicada a afianzar la estética ciberpunk en la que se desarrolla la historia, y parte, en lugar esta vez de desarrollar la historia, está dedicada a establecer un diálogo filosófico no al margen de la novela, sino apoyándose en ella. El propio autor indica que la lectura simultánea de notas e historia puede hacer que nos perdamos en esta, y recomienda hacer dos lecturas independientes.

El cómic (o manga en este caso) se ha hecho adulto y Ghost In The Shell resulta ser una novela densa y complicada en ocasiones pero también muy apetecible.

16/10/09

El asesinato de la profesora de lengua

JORDI SIERRA I FABRA, El asesinato de la profesora de lengua


¿Quién dijo que las segundas partes nunca fueron buenas? Pues aquí tenemos la versión infantil que ataca esos convencionalismos. Si he de ser sincero esta segunda parte no aporta nada sobre la primera, pero sigue con efectividad el plan que se planteaba desde el principio de ser un entretenimiento infantil útil y divertido.


El argumento es similar al anterior (El asesinato del profesor de matemáticas) y viene a repetir la misma historia pero cambiando las pruebas matemáticas por otras lingüísticas y el deseo de esclarecer el asesinato del profesor por el de evitar el propio asesinato a manos de la profesora. Sin embargo esta repetición no disminuye su calidad, puesto que se convierte en un vehículo perfecto para acostumbrar al descubrimiento cultural a los niños, evitando esa esquizofrénica literatura infantil actual tan en boga, desgraciadamente, en estos días.


Repito lo anteriormente dicho: olvídense de tanto Harry Potter y entreguen esto a sus niños.

14/10/09

Confesiones de una máscara



YUKIO MISHIMA, Confesiones de una máscara

No puedo evitar comenzar aventurándome en terrenos extraliterarios que en bien poco conciernen a la "autobiografía" en cuestión: Mishima es el creador o cuando menos el mejor publicista de los emos. No en vano la presentación del protagonista se hace, al principio de la novela, con la siguiente sentencia: "Pero no puede negarse la tendencia de mi corazón hacia la Muerte, la Noche y la Sangre". Bien es cierto que por el desarrollo posterior nada tiene este muchacho que ver con ellos pero, qué quieren, viviendo en el mundo en el que nos ha tocado vivir la relación se vuelve inevitable.

Quizá lo más discutible sea el carácter autobiográfico que el propio autor atribuía a esta novela, hasta el punto de que al entregarlo a su editor, a los veinticuatro años, lo hizo con el anuncio de que esa era la primera de sus autobiografías. Resulta difícil dar crédito a esta afirmación si tenemos en cuenta la grandilocuencia mezclada con elementos ridículos que rodean al protagonista, demasiado extremos incluso para un hombre del tipo de Mishima (este choque de conceptos recuerda incluso al del Buscón).

El autor parece empeñado en no dejar que su personaje se reconcilie con la sociedad, siempre le está poniendo trabas de tipo moral (y aquí me recuerda una vez más a los emos) según las cuales él es "raro" y es por eso que no puede ser feliz en este mundo. En realidad lo que arrastra es una serie de tabúes que hoy en día no resultarían problema de ningún tipo (básicamente se trata de un sádico y homosexual) pero que en la rígida mentalidad japonesa de posguerra resultaban todo un problema, pero también una paradoja, pues Mishima se oponía a perder esa moral tradicional.

No se trata de una novela, de todos modos, anclada en el Japón tradicional, sino que recurre constantemente a motivos literarios occidentales, muchas veces de forma evidente, incluso nombrándolos aun en boca de un niño que resultaría harto complicado que los conociese, otras veces de forma más velada, haciendo uso de ellos pero sin nombrar explícitamente las fuentes: "No padeces esa tristeza que sigue a la unión carnal con una mujer".

Les dejo a continuación con un párrafo que les dará una idea de lo que es la novela y les animo a leerla sin dilación:

Conduces a la víctima a una curiosa columna hexagonal, lo cual haces llevando oculta, a la espalda, una cuerda.Entonces atas su desnudo cuerpo a la columna, colocándole los brazos por encima de la cabeza. Procuras que ofrezca mucha resistencia y que grite mucho. Das a la víctima una detallada descripción de su próxima muerte, y mantienes en todo momento una extraña e inocente sonrisa en tus labios. Sacas del bolsillo un cuchillo muy afilado, te acercas a tu víctima y le cosquilleas levemente, como acariciándolo, la tensa piel de su pecho con la punta del cuchillo. Jadea a rugidos, aterrado. Le tiemblan las piernas y sus rodillas entrechocan produciendo un seco sonido. Lentamente introduces el cuchillo en el pecho. (¡Sí, ése es el indignante acto por ti cometido!) La víctima arquea el cuerpo, emite un desolado y desgarrador chillido, y un espasmo estremece los músculos alrededor de la herida. El cuchillo ha sido clavado en la carne estremecida con la misma calma con que hubiera sido enfundado. Salta un chorro de sangre burbujeante, y la sangre sigue manando hacia los suaves muslos de la víctima.

6/9/09

La soledad del manager


MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN, La soledad del manager

No sé por qué, pero yo veo mucho más humano a Pepe Carvalho que al detective de Larsson, al que tantos alaban precisamente por eso. Al menos más que a su versión cinematográfica, pues las novelas no las he leído, son demasiado largas y todavía tengo carencias que cubrir.

El argumento es sencillo: un antiguo conocido de Carvalho, de cuando trabajaba en la CIA, aparece muerto con unas bragas metidas en el bolsillo. A partir de ahí el detective comienza a investigar, mostrándonos los bajos fondos de Barcelona y haciendo largos (no tanto) incisos para ahondar en la personalidad de nuestro protagonista: sus refinados gustos culinarios, el trato con sus amigos y ayudantes (que vienen a ser lo mismo), el trato con sus clientes y sospechosos, su relación con las mujeres (que va de lo misógino a lo caballeroso)... Y entre medio el misterio se va resolviendo.

No resulta la investigación aquí tan difusa como en Tatuaje. Es más, ante la aparente trivialidad de las conversaciones, pasado el ecuador de la historia Carvalho hace una recopilación de datos extraídos de ellas y pone al lector sobre la pista definitiva para dar con el asesino. Si bien la caracterización de Carvalho sigue siendo muy importante, el crimen se toma con mayor seriedad que en Tatuaje, atrapando al lector de modo mucho más eficaz que en aquella.

Léanla y disfrútenla. Yo lo he hecho.

3/9/09

Crónicas de la guerra civil


MIGUEL HERNÁNDEZ, Crónicas de la Guerra Civil

Leyendo este libro da la sensación de que Miguel Hernández fue un ingenuo toda su vida. Cada uno de los artículos que componen el libro, no es tanto una crónica de la guerra, sino más bien una arenga para animar a los republicanos a participar en ella para detener a los fascistas. Ese es el término que utiliza él, fascistas, lo que produce cierta media sonrisa por sus palabras, que a pesar de buscar una gran fuerza, no dejan de tener cierta ingenuidad. Por otro lado él anima a la guerra no sólo a los soldados, sino que llama al frente a todos los republicanos que no están en él.

No es una joya literaria pero da un reflejo bastante exacto de su personalidad: un soñador dispuesto siempre a sacrificarse por sus hermanos, pero exigiendo también ese sacrificio por parte de ellos, siempre queriendo hacer el bien pero parece que sin un sentido demasiado crítico por las acciones de sus compañeros.

En conclusión, Hernández es mejor poeta que periodista, pero hay que tener en cuenta que no estamos ante crónicas periodísticas de la guerra como indica el título, sino ante auténticas arengas militares.

Mención aparte merece la edición realizada por el diario Público, que a pesar de tener un aspecto externo muy bueno y estar físicamente muy bien hecha, muestra un profundo desprecio por el texto que en ocasiones llega a contener hasta cinco erratas por página.