26/10/09

Botchan

NATSUME SOSEKI, Botchan

Botchan tiene una peculiaridad que puede confundir al lector y que comparte con otras novelas clásicas como, por ejemplo, El Buscón de Quevedo: el protagonista es algo ajeno a él, con el que jamás puede identificarse y que parece haber sido puesto ahí para recibir nuestra carcajada castigadora. Se trata de un hombrecillo estúpido y que además parece esforzarse en demostrar que lo es, lo que impide que tengamos ninguna lástima por él. Sólo está ahí para provocar nuestra risa. Y aquí debo matizar, pues sólo sonrisas ha provocado en mí su lectura; nada de extrañar por otro lado, pues novelas como La aventura del tocador de señoras, que en otros parecen haber causado una gran hilaridad, tampoco me la han causado tanto a mí.
Se trata sin embargo de un humor bastante básico, basado en la burla, bastante clásico, ya saben: turpitudo et deformitas. Así pues, la risa del lector es una risa despiadada que se ceba en el protagonista.
Botchan es un señorito de ciudad que se ve obligado a trabajar en un pequeño pueblo. Una vez allí él desprecia a todo el mundo por su provincianismo, pero no puede evitar ser burlado por todos aquellos que él considera inferiores, produciéndose de ese modo cierta sátira contra esa sensación de superioridad que exhiben muchos habitantes de las grandes ciudades (y no tan grandes). Pero esa sátira no es ni mucho menos total y debe ser matizada, pues los habitantes que aparecen en esa aldea resultan igualmente ridículos, dando en muchas ocasiones a Botchan su merecido castigo, pero resultando ellos también seriamente dañados.
No puedo evitar, como he comentado antes, que todo lo que aquí se narra me recuerde al Buscón. No podría afirmar que Soseki lo conociera, aunque es posible, pues él recibió su formación en Inglaterra. En todo caso, haciendo caso a mis fantasías quevedescas, resulta interesante leer las desventuras de Botchan con Pablos en la cabeza: en ambas novelas los protagonistas debían enfrentarse al mundo por sus propios medios casi contra su voluntad y, extrapolándolo a la época, no olvidemos que Soseki vivió la era Meiji, en la que el Japón no tuvo más remedio que enfrentarse a la relación con occidente. Relación en la que se sintió como un niño pequeño en la que debía pero no quería aprender de sus maestros de los ojos enormes.
Obra maestra.

7 comentarios:

Galatea dijo...

Al Buscón??!!!!!!!!! No te puedo creer. Eso es como comparar un mosquito con un cóndor sólo porque ambos vuelan.

Black Queen dijo...

Las dos tienen el mismo tipo de protagonista, las dos llevan aparejada la expresión de una idea, las dos tienen una estructura similar (que no idéntica), ambas con un final abierto, ambas reflejan una problemática de su época, las dos suponen la escalada de sus respectivos autores en el panorama literario de cada uno, las dos juegan con personajes tipo para llevar a cabo juegos de humor básico...
Será mejor que te comprés un kill paff bien gordo porque para ahuyentar a un cóndor no creo que te baste con el matamoscas.

Galatea dijo...

Me puedes señalar trescientas mil concomitancias y te seguiré diciendo lo mismo. La genialidad del Buscón está por un lado en el dominio del lenguaje y la comicidad conseguida a través de las agudezas que Quevedo utilizaba como nadie, y por otro lado en la completa descripción de la sociedad del siglo XVII hecha a través del desfile de un montón de personajes tipo caricaturizados con maestría. Si le quitas esto al Buscón se convierte en... Botchan.

Black Queen dijo...

En realidad la descripción que el Buscón lleva a cabo de la sociedad no es en absoluto completa (no debería tener que decírtelo) sino deliberadamente parcial, reflejando únicamente defectos de una sección muy particular de esa sociedad. Esto es debido a que Quevedo no pretendía en absoluto reflejar la sociedad sino llevar a cabo sus juegos de burlas y, en todo caso, denunciar una problemática.
En eso Botchan es parecido: refleja tan sólo una parte muy concreta de la sociedad y lo hace para expresar una problemática. Ni las sociedades son las mismas ni tampoco las problemáticas, pero sí el método escogido para llevar a cabo el fin buscado.
Por cierto, según tengo entendido Botchan también está plagado de juegos de palabras. Resulta bastante ingenuo por tu parte negarlo, pues al igual que yo has leído la novela en una traducción y no has podido disfrutar del texto original. Por otro lado sabes perfectamente que los juegos de palabras de Quevedo hacen referencia a una realidad social y lingüística existente en la España de su época, sin conocimiento de la cual resultan incomprensibles, como del mismo modo a nosotros nos resltarían incompresibles los realizados por Soseki usando como base el japonés y la realidad Meiji, que nos son totalmente ajenos.

Galatea dijo...

En el Buscón aparecen clérigos, hidalgos, estudiantes, soldados, arbitristas, caballeros chanflones y un montón de personajes más que no recuerdo. Es cierto que no es una descripción completa de la sociedad, quizá ahí me he columpiado un poco, pero sí es una visión más amplia y una crítica más profunda de la sociedad.
Por otro lado sí te voy a dar la razón en que la novela en lengua original sea por supuesto mucho mejor, incluso puede que buena. Sin embargo mi nivel de japonés aún no es tan bueno como para leerla en su idioma de origen, así que lamentablemente tengo que hablar de lo que he leído. En cualquier caso, los comentarios que he leído de esta novela y de la increíble hilaridad que provoca en los lectores han sido todos de hispanohablantes. Esto es lo que no puedo entender. Para mí, al menos en castellano, esta novela es floja y bastante superficial.

Black Queen dijo...

La novela no es ni floja ni superficial, ahí debo llevarte la contraria. Se trata de una verdadera obra maestra. Como bien te he dicho hay que hacer una lectura social de ella. La novela está muy bien estructurada tanto como historia épica, que es de lo que se trata en suma, como como trasunto social.
En lo referente al humor, es cierto que no provoca hilaridad, pero en mi caso son muy excepcionales los libros que la provocan. Por otro lado no veo grandes diferencias con el humor de otros libros que sí son considerados muy graciosos.

Black Queen dijo...

Botchan significa señorito, y eso es precisamente lo que es su protagonista: un señorito que se ve obligado a vivir en un pueblo del que desprecia a sus habitantes por no haber sido educados como él. Y más allá, es la alegoría del encuentro de dos modos de vida totalmente opuestos en el que uno supuestamente más avanzado desprecia al otro (occidente-oriente) al final de la era Meiji. El enfrentamiento de Botchan con el pueblo, del que deberá aprender para madurar y seguir adelante, es el enfrentamiento del Japón con occidente. Una novela humorística, pero que encierra una gran enseñanza: todos tenemos algo que aprender de los demás, pero eso no implica la imitación de estos, sino la superación de nosotros mismos.
http://elsalonaureo.blogspot.com/2010/01/podio-libros-2009.html